La España de los récords y del fútbol brillante se ha ido a salir en esta carretera del éxito en la curva más inesperada, donde le esperaba Estados Unidos para devolverle a la realidad de las derrotas, que no sufría la Selección desde hace 35 partidos y casi tres años. Tuvo más el balón España, dominó el juego, fue fiel a su estilo, pero le faltó el acierto para traducir en gol y en una victoria toda esa superioridad. No fue injusta la victoria de Estados Unidos, que causó una gratísima impresión, pero tampoco lo hubiera sido la victoria de España, que se despide de la final, del récord de imbatibilidad, que ahora comparte con Brasil, y se despide de la posibilidad de medirse con Brasil en una final.
El comienzo fue el esperado con España dominando el balón y el partido y los estadounidenses esperando atrás, tapando bien los espacios y esperando su oportunidad al contragolpe. Por ahí llegaron los primeros sustos, avisos de lo que sucedería después.
Tenía bien estudiada Estados Unidos a la Selección, que sufrió con la presión y el despliegue físico de los estadounidenses. Casillas aparecía más que los delanteros y Davies, de chilena, y Dempsey, con un tiro desde fuera del área, amenazaron la virginidad de la portería española, que hasta la semifinal no había recibido un gol. Bien plantada sobre el campo, Estados Unidos dominaba el espacio aéreo, y lo hizo durante todo el choque, salía rápido al contragolpe y movía el balón sin grandes alardes pero con eficacia. Por un momento, España se vio superada por el rival, algo a lo que no estamos acostumbrados en los últimos tiempos, y le costó reaccionar, recomponer la figura y recuperar el mando del encuentro.
El juego entre líneas de Xavi y Cesc, por delante de Xabi Alonso, se antojaba fundamental. Con las ausencias de Iniesta y Silva, ellos son los arquitectos únicos del juego. Crecieron en presencia y creció el fútbol de la Selección, que asumió su condición de favorita, movió el balón con criterio y tomó el control del partido, que ya no abandonó hasta el final. Faltó, eso sí, algo de rapidez en la circulación de la pelota. Es una de las grandes diferencias entre este conjunto y el que ganó al Eurocopa, la velocidad en la ejecución de sus acciones.
Xabi, Xavi y Cesc controlaron el centro y buscaron las entradas de Sergio Ramos y Riera por las bandas, espacio por el que encontraba la Selección un desahogo a sus angustias. Fernando Torres y Villa sufrieron durante todo el primer tiempo y con frecuencia parecieron desconectados del resto. La consecuencia fue que intentaron solucionar las cosas por su cuenta. Una vía equivocada que no condujo a nada.
Malgastó Torres una gran ocasión después de una buena combinación entre Riera, Capdevila y Cesc; el insuperable Onyewu se hartaba de achicar balones por arriba y por abajo; la Selección dominaba y en esas llegó el gol de Estados Unidos. Se reclamó una falta a Ramos, los americanos continuaron la jugada, Dempsey combinó con Altidore, quien le ganó la posición a Capdevila y batió a Casillas, que no estuvo muy afortunada. Con los centrales fuera de sitio, Capdevila acudió a la cobertura pero fue incapaz de contener la tremenda potencia física del delantero del Villarreal.
Villa respondió al gol sin acierto, Torres continuaba viviendo en fuera de juego, EE UU seguía asustando por arriba, pero la Selección se mantenía fiel a su estilo, un mérito que hay que reconocerle, pero que esta vez sólo le condujo a un callejón sin salida. Volvió a aparecer Torres para cerrar el primer tiempo con una gran acción individual que no acabó en gol merced al acierto de Howard con los pies.
La segunda parte comenzó como terminó la primera, con la Selección como dueña absoluta del choque y sometiendo a un asedio continuo a EE UU, que resistió favorecido por la falta de puntería de los españoles, a los que se les fue agotando la lucidez al mismo ritmo que se les iba la fuerza física. No fue casualidad que las ideas se fueran a la vez que el aire.
Howard respondió con un paradón a un excelente tiro de Villa con el exterior; se reclamó poco después un penalti, que pareció, de Donovan a Cesc; Villa, Torres, Riera, Xavi y hasta Ramos se hartaron de tirar a portería, pero sin acierto. Sólo algún contragolpe aislado amenazaba a España, que empezaba a dar claros síntomas de agotamiento y desesperación. Tocó y tocó, probó suerte casi 30 veces en el disparo, sacó cerca de 20 córners, pero esta vez fue incapaz de traducir todo ese dominio en gol.
Vicente del Bosque tampoco estuvo rápido esta vez en los cambios. Le costó dar entrada a Cazorla por Cesc y a Mata por Riera. No se entiende por qué no recurrió a un delantero alto y que domina el juego aéreo como es Llorente, única alternativa que no probó España para acabar con la resistencia de los estadounidenses, que sentenciaron a falta de un cuarto de hora en una jugada muy bien llevada. Donovan pisó el área, cedió hacia atrás, Piqué despejó mal y Sergio Ramos lo hizo aún peor. Falló de forma inadmisible y en lugar de despejar intentó controlar el balón y lo que hizo fue permitir a Dempsey lograr el segundo.
Siguió buscando el gol España hasta el final, pero a la falta de ideas se sumó la falta de ilusión. Adiós al título, pero no a la Copa Confederaciones, ya que España debe completar su penitencia el próximo domingo en el partido por el tercer y el cuarto puesto.
El comienzo fue el esperado con España dominando el balón y el partido y los estadounidenses esperando atrás, tapando bien los espacios y esperando su oportunidad al contragolpe. Por ahí llegaron los primeros sustos, avisos de lo que sucedería después.
Tenía bien estudiada Estados Unidos a la Selección, que sufrió con la presión y el despliegue físico de los estadounidenses. Casillas aparecía más que los delanteros y Davies, de chilena, y Dempsey, con un tiro desde fuera del área, amenazaron la virginidad de la portería española, que hasta la semifinal no había recibido un gol. Bien plantada sobre el campo, Estados Unidos dominaba el espacio aéreo, y lo hizo durante todo el choque, salía rápido al contragolpe y movía el balón sin grandes alardes pero con eficacia. Por un momento, España se vio superada por el rival, algo a lo que no estamos acostumbrados en los últimos tiempos, y le costó reaccionar, recomponer la figura y recuperar el mando del encuentro.
El juego entre líneas de Xavi y Cesc, por delante de Xabi Alonso, se antojaba fundamental. Con las ausencias de Iniesta y Silva, ellos son los arquitectos únicos del juego. Crecieron en presencia y creció el fútbol de la Selección, que asumió su condición de favorita, movió el balón con criterio y tomó el control del partido, que ya no abandonó hasta el final. Faltó, eso sí, algo de rapidez en la circulación de la pelota. Es una de las grandes diferencias entre este conjunto y el que ganó al Eurocopa, la velocidad en la ejecución de sus acciones.
Xabi, Xavi y Cesc controlaron el centro y buscaron las entradas de Sergio Ramos y Riera por las bandas, espacio por el que encontraba la Selección un desahogo a sus angustias. Fernando Torres y Villa sufrieron durante todo el primer tiempo y con frecuencia parecieron desconectados del resto. La consecuencia fue que intentaron solucionar las cosas por su cuenta. Una vía equivocada que no condujo a nada.
Malgastó Torres una gran ocasión después de una buena combinación entre Riera, Capdevila y Cesc; el insuperable Onyewu se hartaba de achicar balones por arriba y por abajo; la Selección dominaba y en esas llegó el gol de Estados Unidos. Se reclamó una falta a Ramos, los americanos continuaron la jugada, Dempsey combinó con Altidore, quien le ganó la posición a Capdevila y batió a Casillas, que no estuvo muy afortunada. Con los centrales fuera de sitio, Capdevila acudió a la cobertura pero fue incapaz de contener la tremenda potencia física del delantero del Villarreal.
Villa respondió al gol sin acierto, Torres continuaba viviendo en fuera de juego, EE UU seguía asustando por arriba, pero la Selección se mantenía fiel a su estilo, un mérito que hay que reconocerle, pero que esta vez sólo le condujo a un callejón sin salida. Volvió a aparecer Torres para cerrar el primer tiempo con una gran acción individual que no acabó en gol merced al acierto de Howard con los pies.
La segunda parte comenzó como terminó la primera, con la Selección como dueña absoluta del choque y sometiendo a un asedio continuo a EE UU, que resistió favorecido por la falta de puntería de los españoles, a los que se les fue agotando la lucidez al mismo ritmo que se les iba la fuerza física. No fue casualidad que las ideas se fueran a la vez que el aire.
Howard respondió con un paradón a un excelente tiro de Villa con el exterior; se reclamó poco después un penalti, que pareció, de Donovan a Cesc; Villa, Torres, Riera, Xavi y hasta Ramos se hartaron de tirar a portería, pero sin acierto. Sólo algún contragolpe aislado amenazaba a España, que empezaba a dar claros síntomas de agotamiento y desesperación. Tocó y tocó, probó suerte casi 30 veces en el disparo, sacó cerca de 20 córners, pero esta vez fue incapaz de traducir todo ese dominio en gol.
Vicente del Bosque tampoco estuvo rápido esta vez en los cambios. Le costó dar entrada a Cazorla por Cesc y a Mata por Riera. No se entiende por qué no recurrió a un delantero alto y que domina el juego aéreo como es Llorente, única alternativa que no probó España para acabar con la resistencia de los estadounidenses, que sentenciaron a falta de un cuarto de hora en una jugada muy bien llevada. Donovan pisó el área, cedió hacia atrás, Piqué despejó mal y Sergio Ramos lo hizo aún peor. Falló de forma inadmisible y en lugar de despejar intentó controlar el balón y lo que hizo fue permitir a Dempsey lograr el segundo.
Siguió buscando el gol España hasta el final, pero a la falta de ideas se sumó la falta de ilusión. Adiós al título, pero no a la Copa Confederaciones, ya que España debe completar su penitencia el próximo domingo en el partido por el tercer y el cuarto puesto.
primeras impresiones tomadas de http://www.as.com/
EEUU dio la sorpresa
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