Estas pachanguitas tienen sus golpes graciosos. Le metemos tres a Estonia y ninguno de jugada. Y eso que dimos 350 millones de pases, alguno hasta de tacón. Siempre a medio gas. Tres goles a balón parado y dos de ellos, de los centrales. El primero, el que abrió la lata, fue de Juanito tras ponérsela Xavi Hernández de dulce al saque de una falta. El segundo, que fue el tercero, llevó la firma de Puyol, aprovechando un remate al larguero de Torres. El otro fue de penalti, a Torres, y lo marcó Villa.
Torres, por cierto, no estuvo todo lo bien que puede estar. Le vi mohino, como si se hubiera dado cuenta de que sus declaraciones sobre Casillas y el Balón de Oro habrán sido todo lo sinceras que se quiera, tanto como inoportunas. El desmarque que acabó en el penalti y el cabezazo previo al 0-3 fue lo único que el ariete madrileño dejó en este partido cuyo guión se ajustó a lo esperado: superioridad total de la Roja y un sólo misterio por desvelar, el minuto en el que empezaría a demolerse la resistencia del adversario que, esta vez, tuvo el añadido de varios patadones.
Fue en el 34 después de que Iker enmendara la plana a Sergio Ramos y los centrales por dos veces, episodio que se repetiría en la segunda parte. La primera llegada con peligro de gol fue estonia, pasado el cuarto de hora. Iker afrontó un mano a mano con Voskoboinikov, se mascaba la tragedia. Cerró mal Ramos, se durmieron Puyol y Juanito, y allá que se fue el hombre, solito, en pos de la meta española. Casillas salió y despejó el remate del rival poniendo el primer granito de arena para hacer realidad la gran noticia del partido: su récord de imbatibilidad en la Selección. Que España ganara no iba a ser noticia; lo hubiese sido que no lo consiguiera. El interés estaba en saber si el portero entraba (otra vez) en la historia.
Su reto estaba en el minuto 77. Si para entonces mantenía su puerta a cero batiría dos récords: el de la Roja, en el 72, y el suyo propio, en ese 77. Lo logró y se sitúa por encima de Zamora, Zubizarreta y todos los demás. La última vez que lo vencieron fue en la fase fi nal de la Eurocopa, el ilustre sueco Zlatan Ibrahimovic en aquel 2-1 con que el equipo entonces de Luis Aragonés inició su camino hacia la gloria. Desde entonces, nada. Iker lleva 700 minutos sin encajar un gol con España. Un equipo, el nuestro, que continúa con su racha de triunfos (ya son 26 partidos sin perder), lo que permite a Vicente Del Bosque igualar a José María Mateos, que en 1922 ganó sus primeros cuatro partidos... y ya no lo hizo ningún seleccionador más.
A Bélgica.
El partido tuvo poco más que contar. Jugó Xabi por Senna y estuvo correcto, como correcto fue el debut de Iraola en partido ofi cial. El equipo se sabe tan superior y tan seguro que espera a que la fruta caiga del árbol, de madurita. Fútbol de verdad hubo poco. La cosa se resume en el récord del portero y tres puntos en este estirar las piernas con vistas a la cita del miércoles con Bélgica. Si también ganamos, Del Bosque podría darse un garbeo por Suráfrica y ver hoteles para lo del 2010. Y no lo descarten: una España enchufada debe ganar en Bruselas.
Torres, por cierto, no estuvo todo lo bien que puede estar. Le vi mohino, como si se hubiera dado cuenta de que sus declaraciones sobre Casillas y el Balón de Oro habrán sido todo lo sinceras que se quiera, tanto como inoportunas. El desmarque que acabó en el penalti y el cabezazo previo al 0-3 fue lo único que el ariete madrileño dejó en este partido cuyo guión se ajustó a lo esperado: superioridad total de la Roja y un sólo misterio por desvelar, el minuto en el que empezaría a demolerse la resistencia del adversario que, esta vez, tuvo el añadido de varios patadones.
Fue en el 34 después de que Iker enmendara la plana a Sergio Ramos y los centrales por dos veces, episodio que se repetiría en la segunda parte. La primera llegada con peligro de gol fue estonia, pasado el cuarto de hora. Iker afrontó un mano a mano con Voskoboinikov, se mascaba la tragedia. Cerró mal Ramos, se durmieron Puyol y Juanito, y allá que se fue el hombre, solito, en pos de la meta española. Casillas salió y despejó el remate del rival poniendo el primer granito de arena para hacer realidad la gran noticia del partido: su récord de imbatibilidad en la Selección. Que España ganara no iba a ser noticia; lo hubiese sido que no lo consiguiera. El interés estaba en saber si el portero entraba (otra vez) en la historia.
Su reto estaba en el minuto 77. Si para entonces mantenía su puerta a cero batiría dos récords: el de la Roja, en el 72, y el suyo propio, en ese 77. Lo logró y se sitúa por encima de Zamora, Zubizarreta y todos los demás. La última vez que lo vencieron fue en la fase fi nal de la Eurocopa, el ilustre sueco Zlatan Ibrahimovic en aquel 2-1 con que el equipo entonces de Luis Aragonés inició su camino hacia la gloria. Desde entonces, nada. Iker lleva 700 minutos sin encajar un gol con España. Un equipo, el nuestro, que continúa con su racha de triunfos (ya son 26 partidos sin perder), lo que permite a Vicente Del Bosque igualar a José María Mateos, que en 1922 ganó sus primeros cuatro partidos... y ya no lo hizo ningún seleccionador más.
A Bélgica.
El partido tuvo poco más que contar. Jugó Xabi por Senna y estuvo correcto, como correcto fue el debut de Iraola en partido ofi cial. El equipo se sabe tan superior y tan seguro que espera a que la fruta caiga del árbol, de madurita. Fútbol de verdad hubo poco. La cosa se resume en el récord del portero y tres puntos en este estirar las piernas con vistas a la cita del miércoles con Bélgica. Si también ganamos, Del Bosque podría darse un garbeo por Suráfrica y ver hoteles para lo del 2010. Y no lo descarten: una España enchufada debe ganar en Bruselas.
tomado de http://www.as.com/
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