Se acabó el sueño de Moscú
El Barcelona volvió a jugar mejor que el rival y tuvo al Manchester a su merced. Una vez más el equipo hizo gala de una preocupante falta de gol. Un gan tanto de Scholes al cuarto de hora clasifica a los ingleses.
El Manchester United es el primer equipo clasificado para la final de Moscú, que será plenamente inglesa. Old Trafford ha sido demasiado obstáculo para el sueño del Barcelona en esta Champions, y de paso confirma, por si había alguna duda, el final de un ciclo en 'Can Barça'. El conjunto de Frank Rijkaard, que ha caído con la cabeza alta, no ha podido finalmente salvar la desastrosa temporada con el mayor de los títulos. Lo peor es que queda la impresión de que la situación actual podía haberse evitado si la plantilla hubiera mostrado durante toda la temporada la actitud y el juego desplegados en los dos encuentros de semifinales.
El conjunto español salió al césped con las ideas claras, sabiendo lo que tenía que hacer. La posesión del balón, su mayor virtud, quizás la única a día de hoy, debía convertirse en su mejor defensa. Y lo fue durante el primer cuarto de hora, en el que el balón fue claramente blaugrana. El Barcelona se acercó con cierto peligro al área de Van der Sar, incluso reclamó un dudoso penalti sobre Messi que Herbert Fandel señaló fuera del área.
Cierto es que el United no era el mismo del encuentro de ida. Aunque no había tenido oportunidad de desarrollar su juego, aguardaba el más mínimo despiste del rival, se notaba en la actitud, como un perro que enseña los dientes antes de atacar. En el minuto 14 el Barcelona hizo el movimiento en falso en forma de asistencia de Zambrotta a Scholes, y éste asestó una dentellada mortal. El disparo del genial mediocentro inglés se coló sin oposición en la escuadra izquierda de la portería de Valdés. Merecidísimo premio para un gran jugador al que da la impresión de que se le valora más fuera que dentro de la islas.
El tanto hizo que los roles se cambiaran. En lo esencial, el choque no era tan diferente. El Barcelona seguía necesitando sólo un tanto para clasificarse, pero sobre el césped no era tan sencillo mantener la calma. El Barça pasó a ser el que no encontraba su sitio sobre el campo, el que no entendía lo que pasaba, y esos fueron los peores minutos de la primera mitad para los de Rijkaard. El United puso cerco al marco visitante y a punto estuvo de marcar el segundo en un remate de Park a pase de Ronaldo, pero el balón se fue desviado.
Una vez pasados los minutos de tremendo agobio, el Barcelona volvió a ser que llevaba la manija del encuentro, y llegó también la mejor ocasión hasta ese momento en un remate de Messi, tras una buena jugada individual, que Van der Sar se encargó de despejar. Más tarde Deco lo volvería a intentar con un disparo desde la frontal que se iba desviado. La defensa inglesa hacía aguas por demasiados sitios, lo que evidenciaba aún más la falta de gol barcelonista. El encuentro comenzaba a parecerse sospechosamente al de la Roma, que pudo hacerle varios goles en este estadio al United, y terminó derrotado gracias a la pegada del rival.
Faltó el gol
La segunda parte comenzó también con polémica, aunque el United apenas reclamó un claro penalti de Milito sobre Ronaldo a la salida de un corner. El encuentro no tenía un dominador claro. Las llegadas se repetían en una y otra área, aunque eran las del Manchester las de mayor peligro. El Barcelona seguía pagando los errores de la primera mitad. Sus ataques eran terriblemente previsibles, buscando siempre el centro, abandonando la opción de las bandas desde el principio (por el desastroso partido de Abidal entre otras cosas). Con Eto'o irreconocible, lento de movimientos e ideas, desacertado en el pase y en el remate, e Iniesta casi desaparecido, el único halo de esperanza era que una de las arrancadas de Messi llegara a buen puerto o que Deco enganchara un buen disparo desde lejos. El portugués se había echado el equipo a las espaldas y volvía a demostrar el gran jugador que es.
El encuentro comenzó a coger un ritmo frenético. Cualquiera de los dos podía haberse adelantado en el marcador. Rijkaard decidió darle más pegada al equipo con la entrada de Henry por Iniesta en el 61. Las transiciones eran cada vez más cortas. Los toques justos para llegar al área rival y buscar una buena posición de disparo. Entre tanto frenesí, Touré realizó una dura entrada sobre Park Ji-Sun que le valió la amarilla, lo que le impediría jugar en Moscú si se lograba el pase.
Con el paso de los minutos el Manchester, que seguí teniendo tanto miedo al oponente como el Barcelona, fue echándose para atrás. Una reducción de espacios muy perjudicial para un Barça al que últimamente no se le da nada bien atacar en esas condiciones. En efecto el Barcelona incrementó el acoso sobre el marco inglés, pero las ocasiones no llegaron. Con el corazón en un puño se mantuvo el 'Teatro de los sueños' hasta que el colegiado certificaba con su silbato el pase del United a la final del 21 de mayo en Moscú.
tomado de www.as.com
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