El Real Madrid, con goles de Raúl e Higuaín, dejó la Liga vista para sentencia con su victoria en Santander y la próxima jornada podría ser ya campeón. Para ello necesita vencer al Athletic en el Santiago Bernabéu y que no ganen Villarreal y Barcelona. El Racing desperdició la oportunidad de meterse en puestos de Liga de Campeones.
Una semana. Ese es el tiempo que le puede quedar a esta Liga sin conocer a su dueño. Un dueño que va a ser el Real Madrid. Si alguien tenía dudas, en esta jornada han quedado solventadas. La torpeza de sus perseguidores ha convertido el tramo final del campeonato en una plácida travesía hasta la 31ª Liga blanca. En Santander, el Madrid acabó con los debates demagógicos sobre opciones al título de teóricos aspirantes. El nivel actual de la Liga española invita más a la preocupación que al elogio, pero ello no debe llevarnos a despreciar al campeón. Ha acumulado méritos suficientes para ganar el título, ha sido el menos irregular y aunque está lejos de ser un equipo brillante, no ha habido en este campeonato conjunto más sólido y solvente que el Real Madrid.
Contra el Racing volvió a exhibir esa imagen de equipo difícil de ganar, estuvo bien plantado en el campo, mantuvo el orden que tantas veces pierde, trabajó y se sacrificó en defensa y, con el marcador a favor desde bien pronto, supo manejar el encuentro. Volvió a estar lejos de la excelencia, como ya es costumbre, y le faltó ambición para sentenciar antes el partido, un pecado imperdonable para un equipo grande.
El técnico del Madrid, Bernd Schuster, recuperó a su defensa de confianza, con Ramos y Heinze en los laterales y Pepe y Cannavaro en el centro. La profundidad que se pierde con Heinze en la banda izquierda se compensa con la seguridad y el sentido táctico que ofrece el argentino, el mejor guardaespaldas que se puede encontrar Cannavaro. Con Heinze al lado, los errores del italiano parecen menos graves. En la próxima jornada, contra el Athletic, Fabio no jugará por sanción. No se le echará de menos.
La ausencia del sancionado Guti convirtió el centro del campo en un páramo vacío de ideas. Diarra ocupó el sitio del '14' y salvo su habitual despliegue físico poco más aportó para la causa. Sneijder asumió el mando que le corresponde y se convirtió en el eje sobre el que giró el equipo en la primera media hora. Después le abandonaron las musas y se desvaneció el Madrid en ataque. Quienes más acusaron la ausencia de Sneijder fueron su compatriota Robben y Robinho, que completó otro encuentro decepcionante. Nadie les alimentó de balones y sin el balón no son nadie. Es preocupante la baja forma de Robinho.
También perdió presencia en ataque Raúl, pero antes el capitán había dejado el trabajo hecho. A los 13 minutos un buen pase de Robinho, en la mejor aportación del brasileño, fue desviado por Raúl con la puntera para despistar a Toño y acercar aún más la Liga al Madrid. 13 goles ha marcado Raúl en toda su carrera al Racing.
Apretó el Racing, que en el primer tiempo nunca se resignó a su suerte, y obligó al Madrid a trabajar y esforzarse en la destrucción. Pudo empatar antes del descanso Tchité, que ganó la espalda a Heinze después de un genial pase de Munitis, pero fue incapaz de superar a Casillas en el mano a mano. Acosó el Racing, que mereció un gol que bien pudo llegar de penalti, si el árbitro Muñiz Fernández, que no anduvo fino, hubiera señalado los once metros por una mano de Diarra. También se reclamó un posible penalti por mano de Sergio Ramos. Acertó Muñiz en esta acción.
El paso por los vestuarios rebajó las pulsaciones del choque y el Madrid dejó de sufrir. O al menos no lo pasó tan mal como en la primera parte. No encontró nunca el Racing el camino correcto hasta Casillas y sus ocasiones llegaron más por el empuje y el coraje de sus jugadores que como consecuencia de su juego.
Vivió el Madrid con aparente tranquilidad el paso de los minutos y lo que hizo fue sentenciar el partido y la Liga ya en el tiempo añadido. Higuaín, al que antes se le había anulado un gol por alguna extraña razón que sólo conoce Muñiz, firmó el segundo de su equipo y cerró el campeonato. Sólo falta saber cuándo ganará su 31ª Liga. Matemáticamente le faltan cinco puntos para ser campeón, pero si Villarreal y Barcelona fallan, el próximo domingo puede dar la vuelta de honor en el Santiago Bernabéu. Una vuelta que empezó a dar en El Sardinero y es que ya ni sus futbolistas esconden que ya se ven campeones.
Contra el Racing volvió a exhibir esa imagen de equipo difícil de ganar, estuvo bien plantado en el campo, mantuvo el orden que tantas veces pierde, trabajó y se sacrificó en defensa y, con el marcador a favor desde bien pronto, supo manejar el encuentro. Volvió a estar lejos de la excelencia, como ya es costumbre, y le faltó ambición para sentenciar antes el partido, un pecado imperdonable para un equipo grande.
El técnico del Madrid, Bernd Schuster, recuperó a su defensa de confianza, con Ramos y Heinze en los laterales y Pepe y Cannavaro en el centro. La profundidad que se pierde con Heinze en la banda izquierda se compensa con la seguridad y el sentido táctico que ofrece el argentino, el mejor guardaespaldas que se puede encontrar Cannavaro. Con Heinze al lado, los errores del italiano parecen menos graves. En la próxima jornada, contra el Athletic, Fabio no jugará por sanción. No se le echará de menos.
La ausencia del sancionado Guti convirtió el centro del campo en un páramo vacío de ideas. Diarra ocupó el sitio del '14' y salvo su habitual despliegue físico poco más aportó para la causa. Sneijder asumió el mando que le corresponde y se convirtió en el eje sobre el que giró el equipo en la primera media hora. Después le abandonaron las musas y se desvaneció el Madrid en ataque. Quienes más acusaron la ausencia de Sneijder fueron su compatriota Robben y Robinho, que completó otro encuentro decepcionante. Nadie les alimentó de balones y sin el balón no son nadie. Es preocupante la baja forma de Robinho.
También perdió presencia en ataque Raúl, pero antes el capitán había dejado el trabajo hecho. A los 13 minutos un buen pase de Robinho, en la mejor aportación del brasileño, fue desviado por Raúl con la puntera para despistar a Toño y acercar aún más la Liga al Madrid. 13 goles ha marcado Raúl en toda su carrera al Racing.
Apretó el Racing, que en el primer tiempo nunca se resignó a su suerte, y obligó al Madrid a trabajar y esforzarse en la destrucción. Pudo empatar antes del descanso Tchité, que ganó la espalda a Heinze después de un genial pase de Munitis, pero fue incapaz de superar a Casillas en el mano a mano. Acosó el Racing, que mereció un gol que bien pudo llegar de penalti, si el árbitro Muñiz Fernández, que no anduvo fino, hubiera señalado los once metros por una mano de Diarra. También se reclamó un posible penalti por mano de Sergio Ramos. Acertó Muñiz en esta acción.
El paso por los vestuarios rebajó las pulsaciones del choque y el Madrid dejó de sufrir. O al menos no lo pasó tan mal como en la primera parte. No encontró nunca el Racing el camino correcto hasta Casillas y sus ocasiones llegaron más por el empuje y el coraje de sus jugadores que como consecuencia de su juego.
Vivió el Madrid con aparente tranquilidad el paso de los minutos y lo que hizo fue sentenciar el partido y la Liga ya en el tiempo añadido. Higuaín, al que antes se le había anulado un gol por alguna extraña razón que sólo conoce Muñiz, firmó el segundo de su equipo y cerró el campeonato. Sólo falta saber cuándo ganará su 31ª Liga. Matemáticamente le faltan cinco puntos para ser campeón, pero si Villarreal y Barcelona fallan, el próximo domingo puede dar la vuelta de honor en el Santiago Bernabéu. Una vuelta que empezó a dar en El Sardinero y es que ya ni sus futbolistas esconden que ya se ven campeones.
tomado de : http://www.as/ .com
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