Alemania se metió en la final de la Eurocopa después de superar a un rival sorprendente y que jamás perdió una fe bien ganada a fuerza de sufrimientos a pesar de verse razonablemente superada. Necesitó elevar al máximo su poder ofensivo con dos llegadas mortales en la recta final. Una con la ayuda de Rustu, ese portero inclasificable. Otra, una jugada ya típica de este equipo con una pared en incorporación que Lahm convirtió en un gol de oro con el minuto 90 asomando.
Los germanos se enfrentarán el domingo al vencedor del Rusia-España con varias lecciones aprendidas sobre las que ya se presuponen a un equipo alemán. Esta vez, añadió un elemento de los que termina por decantar campeonatos. Turquía golpeó pronto y antes respondió Alemania. Turquía respondió al golpe alemán y con eso y con todo golpeó otra vez Alemania para que agonizara la imparable fuerza de la fe de los turcos, agigantados al sentirse invencibles después de tantas circunstancias superadas.
Turquía, que se había mostrado acomplejada ante Portugal, ahogada frente a Suiza y rescatada contra la República Checa, le fue perdiendo el miedo a todo hasta llegar a su rebuscada clasificación para semifinales con una prórroga insólita ante Croacia. En ese camino se dejó a medio equipo y hasta eso pareció liberar a una selección que al principio apenas contaba para pelear por pasar la primera fase.
Salió sin el menor complejo y con la convicción de que a Alemania hay que hacerle la vida imposible para tener posibilidades. Portugal jugó y dejó jugar y ahí murió. Turquía jugó y jugó incomodando hasta el extremo el juego a Alemania. Liberado por completo, con la presión a bajo cero, los otomanos parecían tener al equipo titular por la fluidez de su juego y su determinación para atacar.
Uno a uno, Turquía perdía a sus referencias durante el torneo e incluso antes, pues Emre no se ha vestido siquiera. Tanto perder efectivos, hasta ocho bajas presentaba en semifinales, obligaba a dar una responsabilidad extraordinaria a jugadores que en circunstancias normales igual ni habrían debutado. Todas las circunstancias adversas las convertía en favorables. Se presentaba ante Alemania con una única referencia superviviente, Altintop, y una recuperada tras su sanción, Mehmet Aurelio. El resto era crecimiento de actores secundarios aupados por las circunstancias.
Löw repetía sin embargo con Alemania el equipo que despachó a Portugal, con Rolfes y Hitzlsperger por el centro, pero sin la fluidez de cuartos de final. Más atrás Ballack, con Klose había mucha distancia y sólo la velocidad por fuera permitía a Alemania intimidar a los osados otomanos.
Osados y listos. Un saque de banda lo convirtieron en oro. Benito Floro se asombraría. Devolución por delante de la defensa con el pecho, la defensa recula, centro, remate forzado y bombeado, Lehmann esperaba otra cosa, la pelota se va al larguero y aparece Ugur Boral para empujarla con todo el mundo mirando y con el portero tan sorprendido que le pasó el balón mansamente entre las piernas.
Órdago de Turquía que rápidamente contesta Alemania. Víctima de su osadía, una pérdida de Altintop la convierten los germanos en una contra de Podolski, que encara a su par y centra para que la velocísima entrada de Schweinsteiger permita a éste adelantarse a los centrales y cruzar suave y con calidad ante Rustu. 26 minutos, tablas y volver a empezar.
Ocurrió que Turquía, en lugar de acobardarse, continuó con su osadía. Kazim ya había reventado el larguero antes del cuarto de hora y en cualquier momento daba la impresión de que los turcos volverían a golpear. Hasta quince tiros al descanso.
Alemania no mostraba superioridad alguna salvo con la velocidad de Podolski y Schweinsteiger, pero Turquía apenas sufría y consiguió no sentirse jamás inferior tras tan tortuoso viaje.
Ocurrió lo que cualquier alemán soñaba. Rustu, el tal Rustu, midio mal una salida y Klose se adelantó para marcar el segundo gol alemán con poco más de diez minutos por jugar. El esfuerzo turco no tenía premio esta vez. O eso pensaría cualquiera.
Calcando situaciones anteriores, Semih rebañó un centro al primer palo que Lehmann esperaba para blocar y marcó con suavidad junto al poste a cuatro del final. Nueva locura turca y otra vez el torneo patas arriba. Con una personalidad que asusta, Alemania no esperó a la prórroga. Una pared de Lahm con Podolski dejó al lateral solo ante Rustu desde la izquierda, reventando la pelota arriba y al palo corto para adelantar de nuevo a los germanos al filo del 90.
Turquía agotó su suerte, su físico, su techo, su todo. Ya no hubo tiempo ni opción y Alemania jugará la final. Pero, ¿qué habría sido de este torneo sin Turquía?
Los germanos se enfrentarán el domingo al vencedor del Rusia-España con varias lecciones aprendidas sobre las que ya se presuponen a un equipo alemán. Esta vez, añadió un elemento de los que termina por decantar campeonatos. Turquía golpeó pronto y antes respondió Alemania. Turquía respondió al golpe alemán y con eso y con todo golpeó otra vez Alemania para que agonizara la imparable fuerza de la fe de los turcos, agigantados al sentirse invencibles después de tantas circunstancias superadas.
Turquía, que se había mostrado acomplejada ante Portugal, ahogada frente a Suiza y rescatada contra la República Checa, le fue perdiendo el miedo a todo hasta llegar a su rebuscada clasificación para semifinales con una prórroga insólita ante Croacia. En ese camino se dejó a medio equipo y hasta eso pareció liberar a una selección que al principio apenas contaba para pelear por pasar la primera fase.
Salió sin el menor complejo y con la convicción de que a Alemania hay que hacerle la vida imposible para tener posibilidades. Portugal jugó y dejó jugar y ahí murió. Turquía jugó y jugó incomodando hasta el extremo el juego a Alemania. Liberado por completo, con la presión a bajo cero, los otomanos parecían tener al equipo titular por la fluidez de su juego y su determinación para atacar.
Uno a uno, Turquía perdía a sus referencias durante el torneo e incluso antes, pues Emre no se ha vestido siquiera. Tanto perder efectivos, hasta ocho bajas presentaba en semifinales, obligaba a dar una responsabilidad extraordinaria a jugadores que en circunstancias normales igual ni habrían debutado. Todas las circunstancias adversas las convertía en favorables. Se presentaba ante Alemania con una única referencia superviviente, Altintop, y una recuperada tras su sanción, Mehmet Aurelio. El resto era crecimiento de actores secundarios aupados por las circunstancias.
Löw repetía sin embargo con Alemania el equipo que despachó a Portugal, con Rolfes y Hitzlsperger por el centro, pero sin la fluidez de cuartos de final. Más atrás Ballack, con Klose había mucha distancia y sólo la velocidad por fuera permitía a Alemania intimidar a los osados otomanos.
Osados y listos. Un saque de banda lo convirtieron en oro. Benito Floro se asombraría. Devolución por delante de la defensa con el pecho, la defensa recula, centro, remate forzado y bombeado, Lehmann esperaba otra cosa, la pelota se va al larguero y aparece Ugur Boral para empujarla con todo el mundo mirando y con el portero tan sorprendido que le pasó el balón mansamente entre las piernas.
Órdago de Turquía que rápidamente contesta Alemania. Víctima de su osadía, una pérdida de Altintop la convierten los germanos en una contra de Podolski, que encara a su par y centra para que la velocísima entrada de Schweinsteiger permita a éste adelantarse a los centrales y cruzar suave y con calidad ante Rustu. 26 minutos, tablas y volver a empezar.
Ocurrió que Turquía, en lugar de acobardarse, continuó con su osadía. Kazim ya había reventado el larguero antes del cuarto de hora y en cualquier momento daba la impresión de que los turcos volverían a golpear. Hasta quince tiros al descanso.
Alemania no mostraba superioridad alguna salvo con la velocidad de Podolski y Schweinsteiger, pero Turquía apenas sufría y consiguió no sentirse jamás inferior tras tan tortuoso viaje.
Ocurrió lo que cualquier alemán soñaba. Rustu, el tal Rustu, midio mal una salida y Klose se adelantó para marcar el segundo gol alemán con poco más de diez minutos por jugar. El esfuerzo turco no tenía premio esta vez. O eso pensaría cualquiera.
Calcando situaciones anteriores, Semih rebañó un centro al primer palo que Lehmann esperaba para blocar y marcó con suavidad junto al poste a cuatro del final. Nueva locura turca y otra vez el torneo patas arriba. Con una personalidad que asusta, Alemania no esperó a la prórroga. Una pared de Lahm con Podolski dejó al lateral solo ante Rustu desde la izquierda, reventando la pelota arriba y al palo corto para adelantar de nuevo a los germanos al filo del 90.
Turquía agotó su suerte, su físico, su techo, su todo. Ya no hubo tiempo ni opción y Alemania jugará la final. Pero, ¿qué habría sido de este torneo sin Turquía?
Ficha técnica
Alemania, 3: Lehmann; Friedrich, Mertesacker, Metzelder, Lahm; Hitzlsperger, Rolfes (Frings, m.46); Schweinsteiger, Ballack, Podolski; y Klose (Jansen, m.90+2).
Turquía, 2: Rüstü; Sabri, Mehmet Topal, Gökhan Zan, Hakan Balta; Mehmet Aurelio; Kazim Kazim (Tümer, 92'), Hamit Altintop, Ayhan Akman (Mevlut Erdinç, 81'), Ugur Boral (Karadeniz, 84'); y Semih Sentürk.
Goles: 0-1 (22') Ugur Boral. 1-1 (26') Schweinsteiger. 2-1 (79') Klose. 2-2 (86') Semih Sentürk. 3-2 (90') Lahm.
Árbitro: Massimo Busacca (Suiza). Mostró cartulina amarilla a Sentürk (53').
Incidencias: Primera semifinal de la Eurocopa 2008. Asistieron al encuentro unos 40.000 espectadores que llenaron las gradas del St. Jakob-Park de Basilea. Mayoritaria presencia de seguidores alemanes. Los capitanes de ambos equipos, Michael Ballack y Rüstü Recber, leyeron antes del inicio del encuentro un manifiesto en contra del racismo en el fútbol. En el minuto 88, un espontáneo saltó al terreno de juego y fue detenido por los servicios de seguridad del estadio tras recorrer prácticamente todo el terreno de juego.
tomado de elpais.com
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