Manolo Jiménez y José María del Nido, su segundo, (¿o es al revés?) otearon el horizonte y decidieron que su partido es el domingo con el Madrid. ¿Por antimadridistas? No: por Juande Ramos. Me dejaría cortar una mano. Nada haría más feliz al segundo de Jiménez que meterle cuatro y en Nervión. Y a Jiménez. Pues eso: que otearon el horizonte y decidieron sentar anoche en el banquillo a Kanouté, su mejor futbolista, y a Duscher, su mejor volante-tapón, definición magnífica que me enseñó Menotti. Como cansados no están, que el Sevilla hace lunas que dejó UEFA y Copa, fue para que no se cansaran y/o lesionaran. No piensan como Guardiola que el partido importante es el inmediato. Son maneras de ver este negocio. Pero después del papelón de ayer, como el domingo no le ganen al Madrid igual salen de Nervión de madrugada y con peluca. Lo tendrían merecido.
Lo de Kanouté fue diabólico; lo de Duscher exige pararse: salir al Camp Nou sin un buen mediocentro defensivo es cómico. Considerando que el Valencia se les puso a dos puntos antes de que empezara su partido, guardarse futbolistas es cómico con arte. Chequeé a cuatro sevillistas muy sevillistas en cuanto se conoció la alineación de su equipo y pasó esto: uno se acordó de las muelas de Jiménez, dos dijeron que se iban al cine y el cuarto se fue disparado a una página de apuestas punto com para jugarse unos eurillos a que el Barça les metía más de tres. Ya habrá cobrado...
En dos minutos salimos de dudas. Iniesta, que es más listo que el hambre y otro milagro, como Higuaín, vio que yéndose al centro le iba a armar la marimorena a ese Sevilla sin tapón. Se fue, recibió una recuperación del hambriento Henry y como no le marcaba nadie lanzó una nueva modalidad de misil: el misil delicado. Sale, hace ¡pssssssst!, apenas se le oye, y da en el blanco. Golazo. Al cuarto de hora, hizo una pared con súper Xavi entrando como Pedro por su casa. Le dio el gol a Etoo, que suma 27, su mejor marca de siempre. Conociendo a Duscher se le debían estar llevando los demonios.
Ahí se acabó el partido. Es cierto que el Sevilla se estiró cuando pudo y le echó vergüenza torera. Pero su suerte estaba echada y el Barça, en continuo festival técnico-físico presionando con cuatro si perdía la pelota, atacando con cinco como poco, tocando, abriendo, desmarcándose: el mejor del mundo arriba y atrás como muestra que Valdés batió el récord de 622 minutos de imbatibilidad de Zubi y está ya en 631.
Y si lo de Higuaín le había alterado el cociente, lo tuvo todo tan de cara, rival y gol a los dos minutos, que el partido de los nervios no requirió ni cuarto de Tranquimazin. En lo que respecta a la caza, la próxima partida será el sábado en Mestalla (¿reservará Emery a Villa y Silva para recibir al Madrid después?) y el domingo, en Nervión.
El festival azulgrana añadió un golazo de Xavi, otro de Henry, el pase a la reserva de Iniesta y Xavi con el pueblo aclamándoles y tal. Kanouté salió tras el descanso, por cierto. Para estirar las piernas, imposible hacer más entonces. Goleó el Barça. Pasa casi siempre y esta vez sin Messi. Y sin Sevilla...
Lo de Kanouté fue diabólico; lo de Duscher exige pararse: salir al Camp Nou sin un buen mediocentro defensivo es cómico. Considerando que el Valencia se les puso a dos puntos antes de que empezara su partido, guardarse futbolistas es cómico con arte. Chequeé a cuatro sevillistas muy sevillistas en cuanto se conoció la alineación de su equipo y pasó esto: uno se acordó de las muelas de Jiménez, dos dijeron que se iban al cine y el cuarto se fue disparado a una página de apuestas punto com para jugarse unos eurillos a que el Barça les metía más de tres. Ya habrá cobrado...
En dos minutos salimos de dudas. Iniesta, que es más listo que el hambre y otro milagro, como Higuaín, vio que yéndose al centro le iba a armar la marimorena a ese Sevilla sin tapón. Se fue, recibió una recuperación del hambriento Henry y como no le marcaba nadie lanzó una nueva modalidad de misil: el misil delicado. Sale, hace ¡pssssssst!, apenas se le oye, y da en el blanco. Golazo. Al cuarto de hora, hizo una pared con súper Xavi entrando como Pedro por su casa. Le dio el gol a Etoo, que suma 27, su mejor marca de siempre. Conociendo a Duscher se le debían estar llevando los demonios.
Ahí se acabó el partido. Es cierto que el Sevilla se estiró cuando pudo y le echó vergüenza torera. Pero su suerte estaba echada y el Barça, en continuo festival técnico-físico presionando con cuatro si perdía la pelota, atacando con cinco como poco, tocando, abriendo, desmarcándose: el mejor del mundo arriba y atrás como muestra que Valdés batió el récord de 622 minutos de imbatibilidad de Zubi y está ya en 631.
Y si lo de Higuaín le había alterado el cociente, lo tuvo todo tan de cara, rival y gol a los dos minutos, que el partido de los nervios no requirió ni cuarto de Tranquimazin. En lo que respecta a la caza, la próxima partida será el sábado en Mestalla (¿reservará Emery a Villa y Silva para recibir al Madrid después?) y el domingo, en Nervión.
El festival azulgrana añadió un golazo de Xavi, otro de Henry, el pase a la reserva de Iniesta y Xavi con el pueblo aclamándoles y tal. Kanouté salió tras el descanso, por cierto. Para estirar las piernas, imposible hacer más entonces. Goleó el Barça. Pasa casi siempre y esta vez sin Messi. Y sin Sevilla...
tomado de www.as.com
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