El Bayern de Munich certificó su pase a los octavos de final con una cómoda goleada sobre un Steaua de Bucarest, que en ningún momento inquietó al meta alemán. Klose en dos ocasiones y Luca Toni sentenciaron un partido que no tuvo más aliciente que conocer el número de goles que encajaría el conjunto rumano. La suerte se alió con los blaugranas, que únicamente recibieron tres goles, en parte por la falta de acierto de Luca Toni, en parte por la relajación del conjunto local.
El Bayern saltó al Allianz con su alineación de gala y dispuesto a sentenciar su clasificación para los octavos de final lo antes posible. En un comienzo arrollador, típico de los equipos alemanes, los de Klinsman gozaron de hasta cuatro ocasiones en menos de diez minutos. Y a cuál más clara. Dos internadas por la banda izquierda del omnipresente Klose, acabaron en los pies de Luca Toni, que sólo dentro del área no acertó a subir el primero gol al marcador. Con el Steaua como mero espectador, Klose volvió a coger la espalda del defensa, y su centro acabó en la cabeza de Toni, que trastabillado remató mansamente a las manos del portero.
Sin sobrepasar el minuto diez llegó una nueva muestra de la inoperancia de la defensa rumana. El escurridizo Ribery se zafó de su par y el pase de la muerte llegó a los pies de Toni, cuyo disparo se marchó cruzado ante la desesperación del técnico Jurgen Klinsman, que no podía creerse la falta de gol del killer italiano.
Transcurrido el primer cuarto de partido, el conjunto alemán sabedor de su superioridad, comenzó a mover el balón de un lado a otro esperando su momento. El pretendido Schweinsteiger, durante unos instantes desaparecido en la banda derecha, decidió abandonar la banda y apoyar a Van Bommel y Zé Roberto en la medular. El todoterreno alemán comenzó a hilvanar en tres cuartos de campo aportando la fluidez necesaria para que el partido se convirtiera en un auténtico monopolio teutón.
Con el Bayern asediando al meta rumano, aparecieron los primeros espacios y el Steaua comenzó a dar señales de vida. Dos contragolpes lanzados por el Steaua llevaron el nerviosismo a la grada, que veía preocupada como la pelota se empeñaba en no entrar. En la primera aproximación del Steaua, Radoi se inventó una espectacular volea en el aire, que se marchó rozando la escuadra de Rensing. No tardó mucho tiempo en llegar la réplica local. Un centro de Schweinsteiger, fue acomodado en fuera de juego por el nueve italiano y Klose, solo ante el peligro, cruzó a la perfección pese a que el banderín del linier ondeaba en la banda.
Klose da la tranquilidad.
Nada pareció cambiar en el descanso el mítico ariete alemán, ni siquiera la falta de puntería de su delantero centro italiano. En un calco del inicio de partido el Bayern se volcó en busca del primer gol de la tranquilidad, y tras dos remates fallidos de Luca Toni, Klose abrió el tarro de las esencias. Una larga jugada, acabó con un certero centro del lateral Oddo, que Ribery peinó para que Klose, sólo en el área pequeña, subiese el primero al marcador.
Como suele pasar en este tipo de partidos, una vez entra el primer gol, el resto es coser y cantar. Sin tiempo para reaccionar y en un ejemplo de la clásica jugada germana, llegó la conexión aérea de los delanteros del muniqueses. Un centro medido de Lahm fue prolongado por Klose, para que Toni con un cabezazo demostrase, esta vez sí, su oportunismo dentro del área.
Con el conjunto rumano totalmente hundido llegó un nuevo regalo de la zaga blaugrana. Una incomprensible pérdida en la salida de balón, propició una contra conducida a la perfección por Ribery, que en un gesto de generosidad regaló a Klose el tercero de la noche y el segundo en su cuenta particular.
El Bayern saltó al Allianz con su alineación de gala y dispuesto a sentenciar su clasificación para los octavos de final lo antes posible. En un comienzo arrollador, típico de los equipos alemanes, los de Klinsman gozaron de hasta cuatro ocasiones en menos de diez minutos. Y a cuál más clara. Dos internadas por la banda izquierda del omnipresente Klose, acabaron en los pies de Luca Toni, que sólo dentro del área no acertó a subir el primero gol al marcador. Con el Steaua como mero espectador, Klose volvió a coger la espalda del defensa, y su centro acabó en la cabeza de Toni, que trastabillado remató mansamente a las manos del portero.
Sin sobrepasar el minuto diez llegó una nueva muestra de la inoperancia de la defensa rumana. El escurridizo Ribery se zafó de su par y el pase de la muerte llegó a los pies de Toni, cuyo disparo se marchó cruzado ante la desesperación del técnico Jurgen Klinsman, que no podía creerse la falta de gol del killer italiano.
Transcurrido el primer cuarto de partido, el conjunto alemán sabedor de su superioridad, comenzó a mover el balón de un lado a otro esperando su momento. El pretendido Schweinsteiger, durante unos instantes desaparecido en la banda derecha, decidió abandonar la banda y apoyar a Van Bommel y Zé Roberto en la medular. El todoterreno alemán comenzó a hilvanar en tres cuartos de campo aportando la fluidez necesaria para que el partido se convirtiera en un auténtico monopolio teutón.
Con el Bayern asediando al meta rumano, aparecieron los primeros espacios y el Steaua comenzó a dar señales de vida. Dos contragolpes lanzados por el Steaua llevaron el nerviosismo a la grada, que veía preocupada como la pelota se empeñaba en no entrar. En la primera aproximación del Steaua, Radoi se inventó una espectacular volea en el aire, que se marchó rozando la escuadra de Rensing. No tardó mucho tiempo en llegar la réplica local. Un centro de Schweinsteiger, fue acomodado en fuera de juego por el nueve italiano y Klose, solo ante el peligro, cruzó a la perfección pese a que el banderín del linier ondeaba en la banda.
Klose da la tranquilidad.
Nada pareció cambiar en el descanso el mítico ariete alemán, ni siquiera la falta de puntería de su delantero centro italiano. En un calco del inicio de partido el Bayern se volcó en busca del primer gol de la tranquilidad, y tras dos remates fallidos de Luca Toni, Klose abrió el tarro de las esencias. Una larga jugada, acabó con un certero centro del lateral Oddo, que Ribery peinó para que Klose, sólo en el área pequeña, subiese el primero al marcador.
Como suele pasar en este tipo de partidos, una vez entra el primer gol, el resto es coser y cantar. Sin tiempo para reaccionar y en un ejemplo de la clásica jugada germana, llegó la conexión aérea de los delanteros del muniqueses. Un centro medido de Lahm fue prolongado por Klose, para que Toni con un cabezazo demostrase, esta vez sí, su oportunismo dentro del área.
Con el conjunto rumano totalmente hundido llegó un nuevo regalo de la zaga blaugrana. Una incomprensible pérdida en la salida de balón, propició una contra conducida a la perfección por Ribery, que en un gesto de generosidad regaló a Klose el tercero de la noche y el segundo en su cuenta particular.
tomado de http://www.as.com/
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