Italia se enfrentará a España en los cuartos de final de la Eurocopa. Luis Aragonés y sus chicos pusieron nombre al enemigo a eso de las once menos cuarto de la noche, cuando Italia terminó de cerrar su victoria frente a una pobre Francia que apenas inquietó al muy mejorado equipo de Donadoni. Será Italia, sí, pero estos no tendrán a Gattuso ni a Pirlo. España, por el contrario y por tener, lo tendrá todo. Hasta la maldición de cuartos.
El fútbol y Holanda cambiaron el destino de Francia e Italia en esta Eurocopa. Lo que hace 15 días se anunciaba como un duelo a muerte con olor a revancha del pasado Mundial, se convirtió por obra y gracia de la máquina naranja en una llamada agónica a la supervivencia. Con un ojo, eso sí, en el marcador de Rumanía, los vigentes campeones y subcampeones del mundo se jugaban la vida. Nada menos.
Quizá por ello, Domenech y Donadoni tiraron de todo lo que les llevaban pidiendo sus aficiones desde hace días. La demanda era esa cosa tan sencilla y complicada llamada fútbol. Más discreto que su colega, el francés se atrevió a formar, al fin, con Henry, Benzema y Ribery juntos. En la otra parte, desmelenado y con el agua al cuello, el seleccionador italiano se tiró al barro con Pirlo, De Rossi, Cassano, Perrotta y Toni, con Gattuso como único perro de presa.
La intención se vio clara desde el minuto uno e Italia dispuso más del balón y dominó el juego. No obstante, no iba a ser una cuestión formal la que inclinara el campo. Fue un drama moral a los ocho minutos. En ese momento, Francia quedó huérfana debido a un encontronazo que mantendrá al bueno de Ribery muchos meses fuera del fútbol. El crujido de su rodilla quebró también los corazones y las esperanzas de Francia entera.
Enterados del drama, los italianos comenzaron su labor de demolición, que fue a más después de que Toni provocara un penalti y la expulsión de Abidal. Marcó Pirlo y el huracán azzurro sopló desde todas las direcciones. Con fútbol elaborado o directo, por arriba y por abajo, por las alas y por el centro. De Rossi Grosso y, sobre todo, Luca Toni pudieron haber dejado clara la clasificación antes del descanso, pero Coupet y los palos evitaron el colapso.
El mal francés
No obstante, el mal francés ya estaba bastante avanzado. A la desgracia de Ribery se unió la cicatería de su técnico, que no dudó en sustituir a Nasri cuando apenas llevaba 10 minutos en el campo para reforzar la defensa con el marcador en contra. Un pecado que encontró su castigo en la pobre imagen ofrecida por la otrora gran 'bleu'. Apenas un tiro cruzado de Henry y otro de Benzema a la desesperada fue lo poco que ofreció tras el descanso. Impotente, la subcampeona del mundo no pudo sostenerse, a merced de una Italia a la que se le acumulaban las buenas noticias. Primero un gol de Holanda. Después, el segundo de De Rossi.
La faena estaba hecha y apenas quedaba esperar al final para volver al comienzo. Otra vez, como casi siempre, Italia empieza el torneo en la segunda fase. Será el próximo domingo, en los cuartos de final, y el rival será ¡ay! la España de los jugones.
El fútbol y Holanda cambiaron el destino de Francia e Italia en esta Eurocopa. Lo que hace 15 días se anunciaba como un duelo a muerte con olor a revancha del pasado Mundial, se convirtió por obra y gracia de la máquina naranja en una llamada agónica a la supervivencia. Con un ojo, eso sí, en el marcador de Rumanía, los vigentes campeones y subcampeones del mundo se jugaban la vida. Nada menos.
Quizá por ello, Domenech y Donadoni tiraron de todo lo que les llevaban pidiendo sus aficiones desde hace días. La demanda era esa cosa tan sencilla y complicada llamada fútbol. Más discreto que su colega, el francés se atrevió a formar, al fin, con Henry, Benzema y Ribery juntos. En la otra parte, desmelenado y con el agua al cuello, el seleccionador italiano se tiró al barro con Pirlo, De Rossi, Cassano, Perrotta y Toni, con Gattuso como único perro de presa.
La intención se vio clara desde el minuto uno e Italia dispuso más del balón y dominó el juego. No obstante, no iba a ser una cuestión formal la que inclinara el campo. Fue un drama moral a los ocho minutos. En ese momento, Francia quedó huérfana debido a un encontronazo que mantendrá al bueno de Ribery muchos meses fuera del fútbol. El crujido de su rodilla quebró también los corazones y las esperanzas de Francia entera.
Enterados del drama, los italianos comenzaron su labor de demolición, que fue a más después de que Toni provocara un penalti y la expulsión de Abidal. Marcó Pirlo y el huracán azzurro sopló desde todas las direcciones. Con fútbol elaborado o directo, por arriba y por abajo, por las alas y por el centro. De Rossi Grosso y, sobre todo, Luca Toni pudieron haber dejado clara la clasificación antes del descanso, pero Coupet y los palos evitaron el colapso.
El mal francés
No obstante, el mal francés ya estaba bastante avanzado. A la desgracia de Ribery se unió la cicatería de su técnico, que no dudó en sustituir a Nasri cuando apenas llevaba 10 minutos en el campo para reforzar la defensa con el marcador en contra. Un pecado que encontró su castigo en la pobre imagen ofrecida por la otrora gran 'bleu'. Apenas un tiro cruzado de Henry y otro de Benzema a la desesperada fue lo poco que ofreció tras el descanso. Impotente, la subcampeona del mundo no pudo sostenerse, a merced de una Italia a la que se le acumulaban las buenas noticias. Primero un gol de Holanda. Después, el segundo de De Rossi.
La faena estaba hecha y apenas quedaba esperar al final para volver al comienzo. Otra vez, como casi siempre, Italia empieza el torneo en la segunda fase. Será el próximo domingo, en los cuartos de final, y el rival será ¡ay! la España de los jugones.
tomado de www.as.com
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